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Arquitectos: Cazú Zegers Arquitectura
- Área: 528 m²
- Año: 2015
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Fotografías:Juan Purcell, Cristóbal Palma
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Proveedores: Nuprotec
Descripción enviada por el equipo del proyecto. A los pies del cerro Manquehue, en la comuna de Lo Barnechea, se ubica Casa Esmeralda, parte de un asentamiento familiar construido dentro de un sector privilegiado de Santiago. El proyecto, para la madre de Cazú Zegers, lleva el nombre Esmeralda porque su hija Clara así define los ojos de su abuela.
Inspirada en la casa Romana tradicional con el impluvium central, la construcción se plantea como una planta cuadrada regular, con un vacío central en torno al cual se circula y que, a su vez, cumple la condición de otorgar luz natural y ventilación pasiva a la vivienda. La planta regular se gira en la cubierta para incorporar la mirada contemporánea, provocando una volumetría asimétrica generada por los aleros de las ventanas del corredor interior y una quinta ventana que enmarca el entorno natural del cerro Manquehue. La génesis de la geometría de la cubierta surge a partir del estudio del proceso de formación del cristal de la esmeralda que crece en un sistema de poliedros platónicos hasta llegar al icosaedro. Esta volumetría genera el giro de la planta cuadrada, expresado principalmente en el patio central rotado que se transforma en una reinterpretación contemporánea del patio clásico romano.
Ubicada a los pies del cerro, con una pendiente de aproximada de 30 grados, el volumen se suspende sobre un bosque de pilares de hormigón que cumple una doble función. Por un lado, la totalidad de la superficie del terreno se vuelve jardín, generando una serie de zonas intermedias que permiten disfrutar de la vista extraordinaria del emplazamiento, terrazas techadas y una zona de quincho. Y por otro lado permite habitar el exterior de la vivienda durante casi todo el año, disfrutando de un templado clima mediterráneo, característico de la zona central de Chile.
El edificio es un fuselaje de madera que se levanta del suelo a través de pilares de concreto inclinados que representan la imagen de un “bosque”, permitiendo que el paisaje pase por debajo de la casa, creando un espacio exterior cubierto desde donde mirar hacia la montaña. Un espacio concebido como un pabellón que se abre hacia el paisaje, con una doble circulación por los perímetros marcados por el patio interior y la circulación frente a la fachada de cierro de la casa que transita junto a las ventanas, pero sin tocarlas, generando una continuidad a través de las distintas habitaciones. De esta manera se crea un espacio democrático, sin jerarquías que restrinjan el habitar de sus usuarios.